Alicia en el País de las Maravillas
Autor: Lewis Carroll
Alicia pide a Lewis Carroll que le cuente una historia que no tenga sentido, lo cual nos hace deducir el hastío que sentía por el sistema, por lo establecido. Así comienza la historia de Alicia en el País de las Maravillas.
Da comienzo cuando Alicia se encuentra con su hermana leyendo un libro que no le interesa. Se encuentra a la orilla del agua, sin hacer nada (agua es la representación de la vida). Se aleja indiferente, rechazando así lo predecible y normal de la vida cotidiana.
Es ahí que se encuentra por primera vez al conejo blanco, arquetipo de la rutina, pero también introductor de Alicia a un mundo mágico que la gente no suele conocer (no se toman lo molestia). Le siguió por una madriguera “Allí se metió Alicia al instante, tras él, sin pensar ni por un solo momento cómo se las ingeniaría para volver a salir”. Primer ataque al uso de la razón, ya que si Alicia hubiera pensado mejor las cosas, se habría perdido de todo aquel mundo que se abría ante ella.
El tramo comienza recto, pero súbitamente comienza a caer, sin poder pensar, en una especie de pozo profundo. Caía lentamente, lo cual nos hace pensar en el desprendimiento de la lógica, en este universo extraño al que se ingresa, que ya no era posible en la realidad que hasta entonces venía conociendo Alicia.
Al caer, Alicia menciona algo sumamente importante, que el hecho de caer le traía consigo experiencia y fuerza sobre las demás personas, ya que volviendo a su mundo real, no tendría miedo de caer de la azotea de su casa. “Que divertido sería aparecer en medio de gente que va patas arriba” dice Alicia haciendo hincapié en la indiferencia de su cotidianidad y su realidad social, y buscando algo más.
Cuando cae no se lastima, se incorpora, mira hacia arriba, pero ahora eso es lo oscuro, y lo que antes era claro y lógico ahora es lo contrario, es parte de una realidad a la que ya no pertenece. Busca rápidamente al conejo (su guía), y en su búsqueda encuentra una llave que abre una puerta escondida detrás de una cortina (¿fácil incorrecto, difícil correcto?). Pero para poder entrar requiere el uso de un líquido (primera insinuación a la autoexploración por el empleo de sustancias u objetos ajenos al cuerpo). Lo bebe, y alcanza un tamaño nunca antes imaginado, se despide de sus pies, elemento que nos hace pensar que los pies en este caso representan su estabilidad en el suelo, su guía en el mundo “normal”, pero al ingresar en este otro, alcanza una altura casi divina, en la que no encuentra sus pies, ni los requiere.
Alicia en el país de las maravillas ofrece lecturas distintas para quienes tienen hambre de letras que no tienen sentido, de letras que, a fuerza de leerlas, se convierten en un mundo extraño que reta nuestra capacidad de adaptación. Recomiendo, con este breve análisis de los primeros pasajes, la fantástica obra escrita por Lewis Carroll.
Recomendado por Andrés Manzano D’ Santiago, del primer semestre de Filosofía de la UMSNH.
Autor: Lewis Carroll
Alicia pide a Lewis Carroll que le cuente una historia que no tenga sentido, lo cual nos hace deducir el hastío que sentía por el sistema, por lo establecido. Así comienza la historia de Alicia en el País de las Maravillas.
Da comienzo cuando Alicia se encuentra con su hermana leyendo un libro que no le interesa. Se encuentra a la orilla del agua, sin hacer nada (agua es la representación de la vida). Se aleja indiferente, rechazando así lo predecible y normal de la vida cotidiana.
Es ahí que se encuentra por primera vez al conejo blanco, arquetipo de la rutina, pero también introductor de Alicia a un mundo mágico que la gente no suele conocer (no se toman lo molestia). Le siguió por una madriguera “Allí se metió Alicia al instante, tras él, sin pensar ni por un solo momento cómo se las ingeniaría para volver a salir”. Primer ataque al uso de la razón, ya que si Alicia hubiera pensado mejor las cosas, se habría perdido de todo aquel mundo que se abría ante ella.
El tramo comienza recto, pero súbitamente comienza a caer, sin poder pensar, en una especie de pozo profundo. Caía lentamente, lo cual nos hace pensar en el desprendimiento de la lógica, en este universo extraño al que se ingresa, que ya no era posible en la realidad que hasta entonces venía conociendo Alicia.
Al caer, Alicia menciona algo sumamente importante, que el hecho de caer le traía consigo experiencia y fuerza sobre las demás personas, ya que volviendo a su mundo real, no tendría miedo de caer de la azotea de su casa. “Que divertido sería aparecer en medio de gente que va patas arriba” dice Alicia haciendo hincapié en la indiferencia de su cotidianidad y su realidad social, y buscando algo más.
Cuando cae no se lastima, se incorpora, mira hacia arriba, pero ahora eso es lo oscuro, y lo que antes era claro y lógico ahora es lo contrario, es parte de una realidad a la que ya no pertenece. Busca rápidamente al conejo (su guía), y en su búsqueda encuentra una llave que abre una puerta escondida detrás de una cortina (¿fácil incorrecto, difícil correcto?). Pero para poder entrar requiere el uso de un líquido (primera insinuación a la autoexploración por el empleo de sustancias u objetos ajenos al cuerpo). Lo bebe, y alcanza un tamaño nunca antes imaginado, se despide de sus pies, elemento que nos hace pensar que los pies en este caso representan su estabilidad en el suelo, su guía en el mundo “normal”, pero al ingresar en este otro, alcanza una altura casi divina, en la que no encuentra sus pies, ni los requiere.
Alicia en el país de las maravillas ofrece lecturas distintas para quienes tienen hambre de letras que no tienen sentido, de letras que, a fuerza de leerlas, se convierten en un mundo extraño que reta nuestra capacidad de adaptación. Recomiendo, con este breve análisis de los primeros pasajes, la fantástica obra escrita por Lewis Carroll.
Recomendado por Andrés Manzano D’ Santiago, del primer semestre de Filosofía de la UMSNH.