El amor en los tiempos del cólera, Gabriel García Márquez

Amar es una cólera secreta
Una helada y diabólica soberbia

Xavier Villaurrutia

Esta obra de Gabriel García Márquez escrita en 1985, a varios años de distancia de ‘Cien años de Soledad’, se aparta un tanto del afamado realismo mágico, sin que por ello deje de reconocerse la genialidad narrativa en cada página. Trata, claro está, sobre el amor, el amor en cada una de las etapas: el amor deslumbrado, el que espera, el amor que duele, el inventado, el que se realiza en la convivencia, el amor que sólo se conoce con el cuerpo y el que trastorna tanto como una enfermedad mortal; pero trata, sobre todo, del amor que se rebasa a sí mismo y se convierte en el latir cansado de dos corazones que esperan latir al unísono el resto de sus vidas.

La novela bien puede dividirse en tres partes. En la primera narra el día de la muerte de Urbino y algunos pormenores sobre su matrimonio con Fermina Daza, cuando ambos ya son de edad avanzada y viven una época en la que se cree que la vida ya nos ha ofrecido todo lo dable. A raíz de su muerte, en lo que sería una segunda parte, se narra la historia del amor juvenil entre Florentino Ariza y Fermina Daza y la última la reanudación de estos amores interrumpidos, primero por el padre de Fermina y después por ella misma.

La obra tiene tantos aspectos como le encontremos. Está el amor de Florentino Ariza, quien se deslumbra con Fermina desde el primer instante y mantiene indemne, a pesar del tiempo que transcurre antes de su realización o de la oportunidad para su realización (51 años, nueve meses y cuatro días), ese amor que carece de encuentros personales y cuyo único vehículo son las cartas, ese amor que inspira a comer rosas y beber colonias fragantes, ese amor que hace comportarse al cuerpo como enfermo de cólera.

El amor de Juvenal Urbino se va construyendo a lo largo del matrimonio o inventando como lo manifiesta el autor. Él y Fermina comparten la buena apariencia, son seres notables en varios aspectos, y a través de todos los escollos que se presentan al convivir logran, de algún modo, salir airosos, pero se resume en la frase de Urbino al expirar viendo a su esposa: “Sólo Dios sabe cuánto te quise”.

Para Fermina Daza la pasión juvenil experimentada con Florentino se acabó de repente porque en realidad Florentino no existía totalmente para ella, era mas bien una imagen que un hombre de carne y hueso. Esta mujer no experimenta ningún deslumbramiento amoroso en ningún momento. Su matrimonio se construye con base en la lucha. Amó a su marido pero con los pies bien puestos en la Tierra. Sin embargo, cuando piensa que la posibilidad de amar se termina con la muerte de su marido, surge de nuevo Florentino Ariza, pero ahora sí como una persona real, alguien que sabe encontrar el camino hacía el corazón de esta esquiva mujer.

No hablaré del final. Cada quien debe disfrutarlo a su manera. Sólo puedo terminar diciendo que es una de mis novelas favoritas de García Márquez. La recomiendo ampliamente. Sobre todo por esa visión de las diferentes aristas del amor. Es sorprendente y genial… no podría ser de otra manera.

Libro recomendado por Laura Guadalupe Martínez Zaragoza