El túnel
Autor: Ernesto Sábato
El túnel, de Ernesto Sábato, es un libro que refleja la agonía de quienes alguna vez se enfermaron de amor absoluto. Es una novela para los amantes que necesitan poseer la conciencia de él o de ella para evitar cualquier posibilidad de engaño.
El pintor Juan Pablo Castel conoce a María Iribarne en una sala de pintura. Ella se detiene a observar una ventanita llena de soledad en uno de los cuadros de Juan Pablo, una ventanita que nadie antes había atendido tanto. El pintor advierte eso y en su mente se queda grabada la imagen de la joven.
Después viene todo, las coincidencias, el conspirar de la vida, el acecho sutil de los amantes, la necesidad de los desquiciados que aman poseyéndolo todo. María confiesa que recuerda la ventanita constantemente y Juan Pablo asume con esto que sus pensamientos son similares.
Narrada en primera persona por el amante y asesino de María Iribarne, El túnel expone a profundidad el infierno de los celos. El punto crucial no es el asesinato cometido por Juan Pablo al final de la historia, asesinato que confiesa en las primeras líneas, sino el veneno humano destilado y escrito magistralmente por Ernesto Sábato, el veneno que se nos mete hasta los huesos cuando advertimos algo diferente en la mirada de quien amamos.
Hay un pasaje en esta historia que relata como Juan Pablo Castel se mete en la cama con una prostituta, y de cómo al advertir tanta similitud entre los gestos y gemidos de esa mujer y los de su amada, concluye que María es también una prostituta. A esas profundidades de análisis detenido y desquiciado llega el veneno de los celos en el amante que no posee de manera absoluta el objeto que más ama.
Demasiado romántico sería pensar que alguien nos ama tanto como nosotros por el hecho de compartirnos su inexplicable vida. Pero ninguna respuesta satisface a quien tiene esa interrogante con el pensamiento invadido por las probabilidades infinitas del universo. La prueba final del amor, en estos casos, no es un segundo y ni mil años de vida junto a alguien que está enfermo de celos. La prueba final del amor para estos espíritus es la muerte, ya sea por suicidio o por asesinato.
Sin embargo, la consciencia nunca cesa. Una vez que se adentra en la enfermedad que aborda esta historia no queda otro camino que la soledad amarga o el buen psicólogo. La primera mentira puede ser el detonante, la primera mirada en falso, un encuentro inesperado en una calle y todo se torna corrosivo a partir de entonces. Y aún después de declararse sanados, los celosos siguen ponderando en el fondo de su conciencia si de verdad el mundo no los está engañando.
María Iribarne muere en una noche tormentosa. Su muerte está escrita en El túnel desde el inicio. Pero el tema de esta novela no es un asesinato, el tema es el amor y los infiernos que podemos conocer a través de nuestros sentimientos.
Libro recomendado por Gabriela Gutiérrez González
Autor: Ernesto Sábato
El túnel, de Ernesto Sábato, es un libro que refleja la agonía de quienes alguna vez se enfermaron de amor absoluto. Es una novela para los amantes que necesitan poseer la conciencia de él o de ella para evitar cualquier posibilidad de engaño.
El pintor Juan Pablo Castel conoce a María Iribarne en una sala de pintura. Ella se detiene a observar una ventanita llena de soledad en uno de los cuadros de Juan Pablo, una ventanita que nadie antes había atendido tanto. El pintor advierte eso y en su mente se queda grabada la imagen de la joven.
Después viene todo, las coincidencias, el conspirar de la vida, el acecho sutil de los amantes, la necesidad de los desquiciados que aman poseyéndolo todo. María confiesa que recuerda la ventanita constantemente y Juan Pablo asume con esto que sus pensamientos son similares.
Narrada en primera persona por el amante y asesino de María Iribarne, El túnel expone a profundidad el infierno de los celos. El punto crucial no es el asesinato cometido por Juan Pablo al final de la historia, asesinato que confiesa en las primeras líneas, sino el veneno humano destilado y escrito magistralmente por Ernesto Sábato, el veneno que se nos mete hasta los huesos cuando advertimos algo diferente en la mirada de quien amamos.
Hay un pasaje en esta historia que relata como Juan Pablo Castel se mete en la cama con una prostituta, y de cómo al advertir tanta similitud entre los gestos y gemidos de esa mujer y los de su amada, concluye que María es también una prostituta. A esas profundidades de análisis detenido y desquiciado llega el veneno de los celos en el amante que no posee de manera absoluta el objeto que más ama.
Demasiado romántico sería pensar que alguien nos ama tanto como nosotros por el hecho de compartirnos su inexplicable vida. Pero ninguna respuesta satisface a quien tiene esa interrogante con el pensamiento invadido por las probabilidades infinitas del universo. La prueba final del amor, en estos casos, no es un segundo y ni mil años de vida junto a alguien que está enfermo de celos. La prueba final del amor para estos espíritus es la muerte, ya sea por suicidio o por asesinato.
Sin embargo, la consciencia nunca cesa. Una vez que se adentra en la enfermedad que aborda esta historia no queda otro camino que la soledad amarga o el buen psicólogo. La primera mentira puede ser el detonante, la primera mirada en falso, un encuentro inesperado en una calle y todo se torna corrosivo a partir de entonces. Y aún después de declararse sanados, los celosos siguen ponderando en el fondo de su conciencia si de verdad el mundo no los está engañando.
María Iribarne muere en una noche tormentosa. Su muerte está escrita en El túnel desde el inicio. Pero el tema de esta novela no es un asesinato, el tema es el amor y los infiernos que podemos conocer a través de nuestros sentimientos.
Libro recomendado por Gabriela Gutiérrez González