Las enseñanzas de Don Juan
Autor: Carlos Castaneda
“Durante el verano de 1960, siendo estudiante de antropología en la Universidad de
California, Los Ángeles, hice varios viajes al suroeste para recabar información sobre las plantas medicinales usadas por los indios de la zona. Los hechos que aquí describo empezaron durante uno de mis viajes. Esperaba yo un autobús Greyhound en un pueblo fronterizo, platicando con un amigo que había sido mi guía y ayudante en la investigación. De pronto se inclinó hacia mí y dijo que el hombre sentado junto a la ventana, un indio viejo de cabello blanco, sabía mucho de plantas, del peyote sobre todo. Pedí a mi amigo presentarme a ese hombre”. Las enseñanzas de Don Juan.
El indio viejo de cabello blanco sentado junto a la ventana se llamaba Don Juan Matos, y el antropólogo de la UCLA hacía llamarse originalmente Carlos César Salvador Aranha Castañeda, más conocido posteriormente por sus lectores como Carlos Castaneda.
Seguramente aún hay personas que defienden a capa y espada la veracidad científica de lo escrito por Castaneda a partir de los años sesenta. Como seguramente hay quienes no advierten en su obra otra cosa que no sea charlatanería, especialmente aquellos entregados al campo del quehacer Antropológico.
Por un lado, Castaneda generalmente es defendido por fanáticos poco versados en el tema de las plantas psicotrópicas y en el uso que se les ha dado en distintas culturas de la México y de tantos otros países, y si nos remontamos al ‘boom’ que tuvieron éstas sustancias entre la juventud de la época en que se publicó la obra (los años sesenta), se entenderá por qué ‘Las enseñanzas de Don Juan’ y su autor fueron objeto de culto al poco tiempo de su salida al público.
Afortunadamente el tiempo es el mejor consejero del arte, y, en lo que atañe al libro que aquí recomiendo, el tiempo ha sido sabio, como siempre, pues sigue desprendiendo con su marcha el fanatismo ignorante de unos y la exigencia científica de otros en torno a esta obra.
Yo recomiendo ‘Las enseñanzas de Don Juan’ como una obra literaria fantástica, en el sentido más literal del término y con una gran reverencia hacia las culturas que podrían verse reflejadas en ella. Es un libro que trata sobre objetos de poder, objetos (plantas psicotrópicas) que permiten descubrir realidades alternas a las que estamos acostumbrados racionalmente.
Llámese brujería, conjuros o hechizos, lo que aprende de Don Juan el estudiante de Antropología son prácticas milenarias que han sido registradas por la especie humana. Son mundos explorados a través de elementos naturales cuya fuerza nos puede otorgar la conciencia de un perro, de un ave, de una lagartija o hasta de una montaña.
Pero insisto en mi invitación a la lectura de esta obra por el placer literario que representa, pues, como ya se ha dicho antes, tal parece que la obra de Castaneda sigue siendo recomendada por el morbo, inmoralidad e ilegalidad a los que hemos reducido nuestras plantas medicinales y los elementos psicotrópicos utilizados históricamente en nuestra cultura.
Libro recomendado por Javier López Ortiz
Autor: Carlos Castaneda
“Durante el verano de 1960, siendo estudiante de antropología en la Universidad de
California, Los Ángeles, hice varios viajes al suroeste para recabar información sobre las plantas medicinales usadas por los indios de la zona. Los hechos que aquí describo empezaron durante uno de mis viajes. Esperaba yo un autobús Greyhound en un pueblo fronterizo, platicando con un amigo que había sido mi guía y ayudante en la investigación. De pronto se inclinó hacia mí y dijo que el hombre sentado junto a la ventana, un indio viejo de cabello blanco, sabía mucho de plantas, del peyote sobre todo. Pedí a mi amigo presentarme a ese hombre”. Las enseñanzas de Don Juan.
El indio viejo de cabello blanco sentado junto a la ventana se llamaba Don Juan Matos, y el antropólogo de la UCLA hacía llamarse originalmente Carlos César Salvador Aranha Castañeda, más conocido posteriormente por sus lectores como Carlos Castaneda.
Seguramente aún hay personas que defienden a capa y espada la veracidad científica de lo escrito por Castaneda a partir de los años sesenta. Como seguramente hay quienes no advierten en su obra otra cosa que no sea charlatanería, especialmente aquellos entregados al campo del quehacer Antropológico.
Por un lado, Castaneda generalmente es defendido por fanáticos poco versados en el tema de las plantas psicotrópicas y en el uso que se les ha dado en distintas culturas de la México y de tantos otros países, y si nos remontamos al ‘boom’ que tuvieron éstas sustancias entre la juventud de la época en que se publicó la obra (los años sesenta), se entenderá por qué ‘Las enseñanzas de Don Juan’ y su autor fueron objeto de culto al poco tiempo de su salida al público.
Afortunadamente el tiempo es el mejor consejero del arte, y, en lo que atañe al libro que aquí recomiendo, el tiempo ha sido sabio, como siempre, pues sigue desprendiendo con su marcha el fanatismo ignorante de unos y la exigencia científica de otros en torno a esta obra.
Yo recomiendo ‘Las enseñanzas de Don Juan’ como una obra literaria fantástica, en el sentido más literal del término y con una gran reverencia hacia las culturas que podrían verse reflejadas en ella. Es un libro que trata sobre objetos de poder, objetos (plantas psicotrópicas) que permiten descubrir realidades alternas a las que estamos acostumbrados racionalmente.
Llámese brujería, conjuros o hechizos, lo que aprende de Don Juan el estudiante de Antropología son prácticas milenarias que han sido registradas por la especie humana. Son mundos explorados a través de elementos naturales cuya fuerza nos puede otorgar la conciencia de un perro, de un ave, de una lagartija o hasta de una montaña.
Pero insisto en mi invitación a la lectura de esta obra por el placer literario que representa, pues, como ya se ha dicho antes, tal parece que la obra de Castaneda sigue siendo recomendada por el morbo, inmoralidad e ilegalidad a los que hemos reducido nuestras plantas medicinales y los elementos psicotrópicos utilizados históricamente en nuestra cultura.
Libro recomendado por Javier López Ortiz