Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago

Un hombre despierta en una mañana cualquiera y se da cuenta de que el mundo ha desaparecido. Su esposa no está a su lado, sus tres hijos no aparecen por ningún sitio. Mientras baja desconcertado por la escalera de su edificio no escucha actividad alguna de otra persona. Sale a la calle y se da cuenta de que todos se han ido quién sabe adónde. Todos excepto uno: él.

Hay fantasías que son inevitables en la mente de quien requiere un punto de referencia para saber que existe. Hay ideas que son ineludibles para la mente del hombre. Es nuestra conciencia, nuestra psicología, nuestra condición natural de ser algo único entre las cosas que nos rodean.

En el terreno de los libros y los escritores, estas ideas conducen a historias que por su naturaleza nos ponen los pelos de punta desde las primeras letras. Son historias que, a través de un hecho tan básico (como quedarse solo en el mundo), evidencian aspectos del ser humano que generalmente se reservan para lo privado.

La premisa de estas historias es elemental, tiene que serlo, y se podrían catalogar como una especie de pornografía literaria: el sexo lo hacemos en privado, la soledad es sólo nuestra, y cuando exponemos abiertamente cuestiones tan íntimas valiéndonos de medios masivos, estos se convierten en un anzuelo que generalmente todos mordemos.

En el caso de los libros, esta pornografía literaria nos puede crear un complejo para la lectura: nos volvemos pornográficos literarios. Es decir, si desde las primeras líneas del libro que leemos no vemos reflejado ese yo interno que nunca publicamos, veremos rebotar en las paredes de nuestro cuarto hasta los clásicos más recomendados (Hace unos días alguien me vio con Cien años de soledad en la mano, y asumió que lo estaba releyendo. Eso es a lo que me refiero. García Márquez puede ser un gran escritor, pero no es una lectura apta para pornográficos, es una lectura para los amantes de la literatura. Los pornográficos leemos literatura cuando la pornografía merma, y nunca releemos literatura. -Pero podemos leer la misma pornografía una y otra vez sin evidenciar algún tipo de aburrimiento-).

Una de las últimas obras pornográficas escritas, en el sentido que aquí se ha insinuado, es la que intento recomendar con este texto. José Saramago publicó en 1995 una historia en la que se desarrolla una idea elemental: los pobladores de una ciudad no se quedan solos, se quedan ciegos.

Si usted se queda ciego puede por lo menos teorizar que eventualmente se verá con el cuerpo lleno de mierda. Ensayo sobre la ceguera de José Saramago atrapa al lector con ideas tan elementales como esa. Si usted está ciego, eventualmente sus manos, sus pies, o cualquier parte de su cuerpo se verá hundida en la mierda. No verá usted por dónde camina y tarde o temprano pisará una mierda. Nadie lo verá cuando esté defecando en la calle. Nadie lo verá haciendo las cosas que hacía en privado cuando usted y las demás personas veían. Nadie lo verá haciendo nada.

Además de ser una novela escatológica, Ensayo sobre la ceguera es una obra que nos hace reflexionar sobre cuestiones fundamentales que surgen en un ser racional hundido en el caos: ¿Si nos quedamos ciegos dejamos de ser humanos? ¿Acaso nuestra civilización se basa en un sentido que, de acuerdo con Aristóteles en las primeras líneas de su Metafísica, preferimos por encima de todos? ¿Es indispensable que un ser bello se quede ciego para que se enamore de la belleza interna que tanto pregonamos los feos? ¿Es indispensable quedarnos ciegos para subir a la azotea completamente desnudos y lavar nuestra suciedad bajo la lluvia?

Lea Ensayo sobre la ceguera y descubrirá respuestas por momentos aterradoras a estas preguntas. Lea este libro y agradecerá que existan escritores conscientes de la necesidad de publicar la pornografía en la que se refleja nuestra alma. Lea esta novela y saque sus propias conclusiones. Quizá le encante el final o quizá le parezca algo pusilánime.

Le recomendamos, pues, la novela quizá más leída del Premio Nobel de Literatura (1998) nacido en Azinhaga, Portugal, José Saramago (1922), la cual publicó en 1995 con el título Ensayo sobre la ceguera.

Libro recomendado por Baldomero Zamora Lomelí